#39 Gestionar proyectos desde la abundancia: una mirada para trascender las convocatorias puntuales


Para lograr grandes cosas, no sólo debemos actuar, sino también soñar; no solo planear, sino también creer

Anatole France

En el mundo de los proyectos sociales, culturales o de cooperación, es frecuente que vivamos pendientes del calendario de convocatorias, licitaciones o programas de financiación. A veces, nuestro estado de ánimo sube o baja según si hay una fuente de financiación abierta o no y nos habituamos a trabajar con la sensación de que el futuro depende de una cadena de oportunidades que podrían interrumpirse en cualquier momento.

Pero esa mentalidad, aunque realista en apariencia, tiene un riesgo: nos encierra en una visión de escasez. Nos hace creer que los recursos son limitados, que las oportunidades son pocas y que debemos competir ferozmente por migajas. La consecuencia es un trabajo más tenso, menos creativo y, muchas veces, menos colaborativo.

La mentalidad de abundancia como estrategia

Adoptar una mentalidad de abundancia no significa negar que los plazos y presupuestos existen. Significa decidir conscientemente desde dónde miramos nuestra labor. La abundancia nos recuerda que:
- Hay múltiples caminos para lograr recursos, no solo los obvios o inmediatos.
- La confianza y la colaboración generan más valor que la competencia y el aislamiento.
- Un proyecto sólido y con propósito claro atrae aliadas, incluso fuera de las rutas habituales de financiación.

Cuando trabajamos desde la abundancia, nos centramos más en el "para qué" y en el "con quién" que en el "cómo inmediato". Esto abre la puerta a diversificar fuentes, a pensar en alianzas improbables y a imaginar modelos sostenibles más allá de la subvención puntual.

De la urgencia al propósito

La escasez nos empuja a la urgencia: escribir proyectos a contrarreloj, ajustar ideas al milímetro para encajar en bases que quizá no reflejan nuestra esencia.


La abundancia, en cambio, nos invita a construir desde el propósito: fortalecer nuestras capacidades, mejorar procesos internos, documentar el impacto, cultivar redes. Así, cuando llega una convocatoria, no improvisamos: simplemente presentamos una propuesta coherente con nuestro trabajo y lista para brillar.

Cosechar en todo momento

En el campo, no se siembra solo cuando hay pronóstico de lluvia. Se cuida la tierra siempre, para que cuando llegue el agua, la cosecha sea generosa. 

Gestionar proyectos desde la abundancia es algo similar: mantener la visión de largo plazo, invertir en relaciones humanas, aprender continuamente, documentar logros, etc, porque el próximo apoyo económico no es un salvavidas, sino un acelerador de lo que ya estamos construyendo.

Un círculo que se expande

La abundancia es expansiva: cuando compartimos conocimientos, contactos y aprendizajes con otras organizaciones, fortalecemos un ecosistema. Y un ecosistema fuerte ofrece más oportunidades a todos. Esa generosidad estratégica es la que convierte cada proyecto en un nodo dentro de una red viva y fértil.

En definitiva, gestionar desde la abundancia es pasar de la supervivencia a la visión. Es entender que nuestro trabajo no depende solo de una convocatoria puntual, sino de la fuerza del propósito, la solidez del equipo y la capacidad de crear valor que atrae apoyos de muchas formas.
Porque cuando trabajamos desde la certeza de que hay más que suficiente para quienes crean con autenticidad, dejamos de esperar oportunidades y empezamos a generarlas.

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Consorcio Andaluz de Impulso Social, Isabel Porras 19 de agosto de 2025
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