Llegar juntos es el principio. Mantenerse juntos, es el progreso. Trabajar juntos es el éxito.
En CAIS solemos decir que coordinar no es solo organizar tareas, sino sostener un proceso vivo en el que las personas y las organizaciones se encuentran, se comprometen y hacen posible un propósito común. Coordinar es, en cierto modo, un arte: requiere atención, escucha, gestión y también cuidado.
Podemos entender la coordinación como un ciclo que nunca se cierra del todo, porque se retroalimenta en cada experiencia. Este ciclo se expresa en cuatro fases prácticas, que dotan de claridad y rigor a los procesos:
-
Inicio
Es el momento en que se hace la solicitud y comienza la negociación. Aquí se escuchan las necesidades, se expresan expectativas y se abre el espacio para diseñar la acción. Coordinar en esta fase significa ayudar a traducir la necesidad en una propuesta concreta. -
Confirmación
Una vez alcanzado un acuerdo, se declara y acepta la promesa, esto puede significar comenzar una campaña, un trabajo, un encargo. Se definen compromisos, plazos y responsabilidades. La coordinación asegura que todas las partes entiendan el compromiso y lo asuman con claridad. -
Ejecución
Es el tiempo de la acción comprometida. Coordinar aquí significa acompañar el proceso, sostener los acuerdos, conectar a las personas y velar por que los recursos se utilicen de la mejor manera. La ejecución no es solo “hacer”, es también cuidar que el hacer tenga coherencia con el propósito inicial. -
Cierre y evaluación
El ciclo concluye verificando el cumplimiento de la acción y generando feedback. No se trata únicamente de comprobar resultados, sino de reconocer lo logrado, aprender de las dificultades y fortalecer la confianza para futuros compromisos.
Este ciclo es dinámico y flexible. No es una receta rígida, sino un mapa que nos recuerda que coordinar es más que gestionar: es generar condiciones para avanzar juntas, con claridad y con confianza.
En este marco, conviene distinguir qué significa liderar y qué significa coordinar.
-
Liderar es aportar valor al sistema desde la visión. Quien lidera abre camino, nombra el horizonte y mantiene vivo el propósito. Liderar no es mandar, sino alumbrar un sentido compartido y dar energía para avanzar hacia él.
-
Coordinar, en cambio, se enfoca en la buena gestión de la ejecución. Coordinar es cuidar que lo acordado se cumpla, que las promesas se sostengan y que los detalles hagan posible que las cosas sucedan. Coordinar no es solo logística, pero sin logística tampoco hay acción real.
En pocas palabras: liderar es inspirar el para qué; coordinar es asegurar el cómo. Uno sin el otro queda incompleto: el liderazgo sin coordinación se queda en discurso; la coordinación sin liderazgo se convierte en mera administración.
En CAIS creemos que la fuerza está en la complementariedad. El liderazgo nos recuerda hacia dónde queremos caminar; la coordinación hace posible que lo hagamos juntas y de manera eficaz. Y, en última instancia, coordinar bien es también una forma de liderazgo: un liderazgo colectivo, sin protagonismos, que se ejerce en red, cuidando los vínculos y sosteniendo el proceso.
Coordinar, como lo entendemos en CAIS, es poner en valor lo común: escuchar, articular, acompañar y aprender. Liderar y coordinar son, al final, dos caras de la misma moneda: la de construir colectivamente el presente y el futuro que queremos.
Compartir