Ser creativo no es tanto el deseo de hacer algo como la escucha de lo que se quiere hacer y seguir el dictado de los materiales
Diseñar una campaña de comunicación no es solo crear contenidos que tengan un gran alcance. Es construir un relato compartido que tenga sentido para las personas que lo reciben, pero también para las que lo protagonizan.
Cada vez son más las entidades que entienden que comunicar no es imponer una narrativa, sino tejer una conversación: entre equipos, personas implicadas, organizaciones aliadas y comunidades. Ese es el valor de las campañas colaborativas.
¿Por qué diseñar de forma colaborativa tu próxima campaña?
Porque nace de la escucha.
Cuando el proceso de diseño se abre a la participación, aparecen matices, vivencias y voces que enriquecen el mensaje y lo hacen más auténtico. Deja de ser "una campaña para" y se convierte en "una campaña con".
Esto no solo mejora los resultados de difusión o el impacto mediático: fortalece los vínculos de la organización, genera sentido de pertenencia y multiplica el alcance social del mensaje. Las personas se implican más cuando se reconocen en lo que se comunica.
El valor del proceso
Una campaña colaborativa no se mide solo por los resultados finales -número de visualizaciones, clics o compartidos-, sino por cómo se ha construido.
El proceso en sí mismo es transformador: impulsa la reflexión interna, refuerza la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, así como mejora la coordinación entre equipos.
En proyectos sociales, donde el propósito es tan importante como el producto, esa coherencia es clave. No se trata solo de "visibilizar" lo que hacemos, sino de comunicar desde la misma lógica de cambio que queremos promover.
Claves para diseñar una campaña colaborativa
1. Escucha antes de crear
Antes de definir el mensaje, conviene abrir espacios de conversación: ¿qué experiencias, emociones y aprendizajes hay detrás de otras campañas que hemos realizado hasta la fecha? ¿Cuáles deberían estar en esta nueva? ¿Quiénes deberían formar parte del proceso desde el principio? ¿Cuáles son nuestras "líneas rojas"? ¿A quién tenemos como referentes?
2. Define un propósito común
Toda campaña necesita una brújula. No basta con acordar el eslogan: hay que preguntarse qué queremos cambiar, para quién y con quién.
3. Integra miradas diversas
Comunicación, intervención social, dirección, voluntariado, personas beneficiarias, etc. Todos los puntos de vista aportan valor. Las campañas más potentes suelen ser las más diversas en el proceso creativo.
4. Prototipa, prueba y ajusta
Igual que en un laboratorio, una campaña colaborativa se construye probando: versiones de mensajes, tonos, imágenes, formatos. El feedback se convierte en una herramienta de diseño, no en un obstáculo y, sobre todo, no te olvides de crear tu "comité de expertas" que van a ayudarte a tomar estas decisiones.
5. Evalúa lo visible y lo invisible
Además de medir los indicadores cuantitativos, conviene evaluar cómo se sintieron las personas implicadas, qué aprendizajes surgieron y cómo se fortaleció la red.
Más que una forma de comunicar, una forma de trabajar
En CAIS sabemos que la colaboración no solo mejora los mensajes, sino también las organizaciones. Diseñar campañas colaborativas implica repensar la manera en que trabajamos: más diálogo, más horizontalidad, más escucha y más confianza.
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