#03 ¿Quieres que tu organización llegue a 2050?

Sólo necesitas una cosa

La cultura se come a la estrategia para desayunar.

Peter Drucker


Sólo tienes que hacer una cosa... 

Trabajar la Cultura de tu organización.

Con mayúsculas.

Este viernes pasado en dos conversaciones diferentes hemos topado con el mismo tema. Cómo una cultura organizativa estaba bombardeando los esfuerzos por crear un relato coherente generando frustración, en un caso. Cómo un equipo de forma autónoma ha creado una visión que lo fortalece y lo proyecta hacia adelante, el otro caso.

Ambas entidades fuertes, reconocidas y con impacto. 

La cultura es lo que no se dice, pero se siente. Es esa red invisible de valores, creencias, comportamientos y normas que guían cómo se hacen las cosas en tu equipo. Más allá de los documentos estratégicos o los objetivos ambiciosos, la cultura fluye en las conversaciones, los rituales, las decisiones y hasta en los silencios.

Pequeño test cultural


¿Cómo percibes la cultura de tu equipo u organización? Puedes hacer un check imaginario y contar:

  • El "trabajo duro" se mide por las horas que pasas en la oficina
  • Se evita hablar de los errores por miedo a las repercusiones
  • Las jerarquías son rígidas y limitan la participación
  • El bienestar se reduce a una "hora de yoga"
  • La comunicación es unidireccional
  • El liderazgo se asocia con control, no con influencia
  • La flexibilidad laboral se ve como un privilegio
  • Los conflictos se evitan a toda costa
  • El éxito se mide exclusivamente en términos financieros

Si te identificas con estas afirmaciones, tenéis trabajo por delante. Ojo, todas las organizaciones lo tenemos, y no es fácil. Pero darnos cuenta y poner atención e intención a cómo se trabaja la cultura organizativa es el primer paso.

Y si te identificas con alguna de las siguientes declaraciones... ouuu vamos bien encaminadas!!

  • Se acepta el "no sé" como una respuesta válida
  • El líder escucha y no es el primero en hablar en una reunión
  • Se valora el tiempo desconectado tanto como el tiempo conectado
  • Los errores se comparten públicamente
  • Hay horarios flexibles y adaptados para trabajar
  • Las promociones no siempre se basan en resultados visibles
  • Se permite, incluso se fomenta, decir “esto no es una prioridad”
  • Las decisiones importantes se toman en grupos pequeños, no en jerarquías
  • Los rituales son más importantes que las reglas

Hay prácticas que pueden haber sido efectivas en el pasado, pero en un mundo que evoluciona rápidamente, ya no responden a las necesidades actuales de las personas ni al dinamismo del mercado.

La cultura no es un accesorio ni un extra: es el alma de tu organización. Puede transformar metas en realidades, siempre que trabajes desde lo humano.

Entonces, ¿es tu organización un robot estratégico sin alma o un equipo de festival con merienda a media mañana? Sea cual sea el caso, el equilibrio es posible. ¡Y eres parte de ese cambio!

Consorcio Andaluz de Impulso Social, Israel Sánchez 2 de diciembre de 2024
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